LIBRE

lunes, 26 de octubre de 2015

La muerte de Pedro Madruga, en 1486, queda envuelta en la duda y el misterio.
Viaja a Alba de Tormes buscando la reconciliación y la gracia real; sin conseguir sus propósitos encuentra allí la muerte. Vasco da Ponte nos narra expresivamente:
<<…unos dixeron que el conde muriera allí de dos carbúnculos, otros dixeron que el alcalde de Proiaño entrara en el monasterio con sus porquerones y que le hechara un garrote en el pescuezo; unos dicen que fue de una manera y otros dicen que fue de otra, quizá fue de entrambas maneras>>.
Desaparecía así el personaje tal vez más singular de la agitada Galicia de fines del s.XV, y lo que la crónica coetánea, en unos casos, y la historiografía romántica y nacionalista gallega en otros, convirtieron en el más controvertido de su tiempo.